El Clan de las Tormentas: Cristales derramados

jueves, 9 de agosto de 2012

Cristales derramados

Cuando nos hubimos olvidado,

(los unos de los otros)

percibimos el lento sonido de las cañerías, las que anuncian

la soledad de cualquier habitación donde pendencian

los suspiros que hemos ahorcado,

disparando al cielo para abrirle agujeros. Tan sólo

quise sentarme en aquel árbol y mirarte de soslayo

no tener que desear volver a la cueva.

Antes de que hubieras nacido,

la guerra ya se había perdido,

no existía más que un cuerpo vaciándose

y aunque quisiera ver tu rostro mañana

cuando muera en la batalla

(a la que fui por ti)

cuando le pertenezca al silencio al que echo de menos

como la paz de otro tiempo, aquél en el que

con tus manos]

tapabas los agujeros de mi corazón,

agujeros que ya no cubren ni tu cuerpo entero;

y así nos vamos perdiendo entre llantos de susurros

a los que llamamos sueños

mientras se van de nosotros

como perros que han olvidado a su dueño

porque igual que estuvimos como sombras a cuerpos

ahora navegamos hacia destinos diferentes e inciertos;

y ya no hay ningún refugio, ni disfraces

ya no quedan más certezas que el viento del cierzo

que rompe a través de nuestros ojos como cristales

arañando nuestras mejillas. Se acabó, porque ambos

echamos de menos]

al hombre que disparaba al sol hasta llenarlo de agujeros

para que ardiera esta ciudad inmensa que nunca nos protegió

(al uno del otro)

y siento nostalgia, claro que la siento, más de lo que fui

que de aquello en lo que me voy convirtiendo.

Porque sólo nos queda ya la certeza de la huida

hacia los lugares ya conocidos de la soledad

esos espacios comunes  donde comparten habitación

el fracaso solidificado en no ser nada

y el horror de haber perdido en los campos de la verdad

la posibilidad de ser la música de tu canción.

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