El Clan de las Tormentas: abril 2010

domingo, 11 de abril de 2010

El alma del hormiguero

A veces te echo de menos como en falta echa el silencio

al cuchillo que en la carne se hunde mientras la multitud grita

aturdida],

porque un ángel se ha rebelado a seguir siendo esclavo

de los designios de un Destino contra el que luchar no puede

despojado de alas y dejado de su mano sobre el cristal

que arañaste con tu corona de laureles,

porque te echo de menos como se ausenta el verde de las hojas

soy el exiliado que duerme vagabundo en cada estación

donde los guardavías son ciegos amantes de trenes descarrilados

y en los que para salir sólo hacen falta billetes para paisajes oxidados

te echo de menos, tus palabras como náufragos en mitad de un océano

donde ha triunfado la sal]

y forman la estatua de lo que eres,

un ser construido a deshoras

en otro tiempo y en otra época, de esas que ya no quedan

ni recuerdos ni ninguna otra historia, sólo el olvidado

rumor de lo que cuentan que fuiste, que fuimos

como amantes olvidados el uno del otro por inanición de sus cuerpos

porque te echo de menos como echa de menos

el cuerpo a la sangre cuando uno parte ya herido, ya muerto

hacia estos campos de silencio en los que aguarda, como guardián

del lejano páramo]

el soliloquio de adioses que continuamente nos proclamamos

y siempre volver, siempre un reencuentro que nos aleja aún más

en estas cadenas tan flexibles que nos permiten alejarnos

no por más tiempo, no, no tanto como quisiéramos

ya entregados a otros cuerpos mientras nuestras almas huyen

a través de otros días, de otros lugares,

rodando como piedras al volante de coches que surcan

las carreteras perdidas por las que siempre quisimos encontrarnos

te echo de menos como la arena en los labios resecos

como en la batalla sigue pensando en su pasado el guerrero,

lanza y desesperación, sombra y adiós

de cada parte en cada lugar

escuchando a gritos cada susurro de tus labios

heridos, vacilantes, que sólo profieren sonidos de lejanas ciudades

aunque sólo eres una suma de pareceres

un retrato de mujer en rojo con ojos dorados

un ser que no existe ni tuve, una aspiración y una promesa de paz

para todo un imperio

simplemente una ánima que echo de menos, al ver exiliarse

en cada día el recuerdo de tu sueño.

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