El Clan de las Tormentas: octubre 2011

domingo, 2 de octubre de 2011

Las costas de la utopía

A veces llega el fin de las cosas

y no somos más que átomos disecados

rondas nocturnas de sangre de otros,

naturaleza prendida del desastre de lo trágico

malgastando horas de decadencia

en anunciar la vejez de nuestros propios deseos

(¿para qué si es inevitable?)

en atender la alegoría inefable;

encerrado tras los muros de la realidad

alumbro el deseo en este castillo

de sombras]

con sueños heridos en lanzas rojas

afiladas uñas del destino

porque aprendimos a mentir en los aullidos

y encontrar la verdad escondida entre cada engaño

(que nos hacemos a nosotros mismos)

entre cada disolución natural de la vida, descompuesta

de rumores de silencio, de murmullos en las calles

que, vacías, destruyen lo que creemos inmenso. Naufragamos

en costas de utopía, creyendo que le ganaríamos

la batalla al reloj, que vivir mismo es una huida

pero, en realidad, huíamos de lo que éramos, de lo que seríamos,

y ya no queda casi nada ante lo que rendir cuentas

porque se es raíz arrancada del árbol que pretende seguir creciendo

porque se es tormenta en mitad de un desierto

porque se es lo encontrado cuando nunca se hubo perdido

y es tan largo el grito de los tiempos futuros

que en sus pálidas llanuras sin horizonte dormimos

esperando que el destino nos haga caer, rendido

ante el altar, pensando en los silencios

tendiendo puentes hacia babilonias de sentimientos

(prostituidos en el amargo cabecear)

nos varamos en las playas de nuestros cuerpos

y eso fue todo;

sólo eso.

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