El Clan de las Tormentas: noviembre 2012

jueves, 22 de noviembre de 2012

Per aspera

Tuerzo las esquinas para hacerle fácil a mi piel

deshacerse de sus ganas de tener heridas,

después de todo, me digo, no son más que cicatrices

de naufragios y de derivas

de perros, y perras, que corren

detrás de las luces de cualquier coche

aventurándose en mitad de la noche

sin pensar que las palabras que ya no dices

las ignora tu cuerpo, no tu alma, y ahí van quedando

y, a pesar de ello, olvidas, la hiel

que puede cubrir las miserias que ocultamos

detrás de velos y cortinas de risas y ausencias

de copas que recogen la sangre que nos derramaron

lo que explica tanto silencio en el amanecer de tus ojos

tanto abrazo crepuscular en la separación de los cuerpos

tantos dientes lloviendo en los susurros

de risas ahuecadas, de prisas por llegar cada día

del comienzo al final

(olvido, olvido, qué hiciste de mí)

en estos días en los que toda mentira es aceptada

en los que vas percibiendo que es mejor llegar solo

al final de la escapada.

El viento gira en el suelo,

sólo hay un montón de hojas espontáneas

plagadas de humedad, moho negro,

inconsistencia del alma;

se van. Todo se va. Ya no importa nada.

Pásalo

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