El Clan de las Tormentas: enero 2010

martes, 5 de enero de 2010

Palabras de menos

Tengo tantas ganas de odiarte que me bebería hasta la sangre

de los mares

...y la vida, que nos es tan extraña, tan ajena, a nosotros mismos, más casi que la muerte

porque se nos va en este vórtice de anhedonia y desalado

labio de nieve, parcas las horas, lacónicos los minutos

quién cortará ya los hilos que nos unen al destino,

tal vez nadie, dice el espejo entre susurros, culminando la odisea

de espanto]

de este ángel desdibujado, de esta aporía sin papeles

en pensiones en blanco y negro

que huelen a óxido, cenizas y barro. No nos queda olvido ya

en los bolsillos para irlo por ahí regalando

sólo el desprecio mutuo de habernos dejado

palabras en el camino, abierto como cuchillos sobre la carne,

como una salvedad en mitad de una gran teoría

de esas que tanto explican y que nada cumplen

tan sólo el aliento de esta piel dura.

Porque dijo el sol que se iba

mecido en los brazos de aquel tiempo

un tiempo de ayer, de piedra

y murmullo]

arrasando con la oscuridad la luz apagada, palabras insomnes

pronunciadas ya con escaso orgullo; se nos quebró el suelo

sobre nuestras cabezas,

pacientes sin remedio eficaz a los que no se les quiere decir la verdad

(quién la quiere, quién la necesita, en la mentira la felicidad

en la felicidad la ira,

y en ella la ceguera mejor que la tortura de andar tuerto)

viviendo con el aire que no podemos respirar,

que aprisiona este odio perpetuo, tanto odio que sería capaz hasta de amarte

con tal de que cortaras la sombra que nos aleja por la mitad

y pronunciaran los muertos esta cumplida promesa de volverte a odiar;

como tantas veces quise hacerlo, y tantas veces, tantas ya

que ni acordarme puedo,

te he vuelto a sacrificar.

Pásalo

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