El Clan de las Tormentas: julio 2011

martes, 19 de julio de 2011

500 minutos de olvido

A veces el pasado es de verdad, y otras de mentiras

se lanza hacia los escudos fraguados en el cementerio

de las palabras decisivas]

(exquisitamente desvariadas, magníficamente escondidas

horror, deseo, traición]

Maquiavelo en el efecto de rogar el misterio)

de estar desbrozando dedos. No, es todo más sencillo que eso,

es sólo el suelo que pisas barnizado en whisky, es quinientos minutos

con las entrañas en el subsuelo de los recuerdos

los caminos perdidos entre tus uñas y mis dedos, el clavo sobrante

el esperma dominante, el sueño herido y la lágrima exiliada

en el lavabo donde mueren los días que habíamos de entregar

en sacrificio. No hay descanso, ni treguas ni consuelo

porque la vida es guerra y es ser matado

en un lugar donde los adioses sean las pistolas del duelo

mientras no dejamos de hablarnos para no tener que oírnos

(aquellos campos de paz en el pasado, dorados, llenos

de espigas]

en los que íbamos a hacer lo que hacen las horas con el tiempo)

el mundo no es así, me oí decir; quise ignorarme. Pero la verdad ya empuja

como un aullido interminable,

la soledad es la respuesta a las apuestas de riesgo. Túneles de espinas

dorsales entre nosotros que recorren la vaga desidia

de los encuentros; mirando el rencor de fugarnos de nuestras manos

porque hubiera querido que en tu vientre mi alma se solidificara

y permanecer así preso como el hijo que vuelve a la madre

o como todos los qué más da que pronunciaron

los suspiros sacrificados, también, en el viento. De lo que pudo ser

y se quedó en la confirmación cíclica de que todo es hueso

y carne y se pasa la vida hacia lo lejos

para partir en los inmensos navíos que nos separan en las orillas del tiempo

creyendo que el pensamiento lo es todo y nos mata que no sea nada;

para descubrir que no habrá derrota en la que no piense

que cualquier victoria, ya estaba envenenada.

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