a que las palabras que nos dijimos no sepan a nada,
miedo a que te pierdas en el camino del encuentro
a que de tus labios ya no salgan más que los huesos
de los cadáveres de nuestros abrazos;
miedo, a dejar atrás nuestros futuros, hechos trizas
por la desilusión de los días, de las mismas caras,
los mismos gestos, las mismas excusas. Miedo,
(simple y llanamente)
a que el pánico ocupe todas las horas,
a no saber cuándo partirás
dejando aquí, en estos muelles donde han naufragado
ya tantos barcos,
tan sólo arenas de olvido, y nos alejemos
como extraños];
miedo a que mates todas las esperanzas
de paz para quien ha sido herido en demasiadas
batallas;
las mismas, lo sé, en las que yo mismo maté
y ahora todo parece vuelto del revés
(mañanas sin fin, atardeciéndonos
en un crepúsculo para el fin del mundo)
dos extraños más, sólo eso, el miedo
a ser la ausencia de ti, el espanto
y el horror de no tener de tu presencia más que el dolor,
miedo a sentir que mientras nos abrazamos
no hacemos sino decirnos adiós.
1 comentario:
Me dejo sin palabras, quiero saber mas
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